lunes, septiembre 11, 2006

El duelo final.

El destino del mundo se decidirá esta noche, todo el porvenir de los humanos está en el filo de la navaja, todas nuestras vidas están en juego, hoy, la épica batalla entre el bien y mal llegará a su término, todo podría sumirse en la oscuridad o podría reinar la paz por siempre. Sí, hoy, el Increíble Hombre Patata se enfrentará al Increíble Hombre Zanahoria, medirán sus fuerzas jugándose el sino de la Tierra.

(Esa misma noche)

Noche despejada, con luna llena de plata en el cielo, en un llano, ligeramente ondulado, los dos combatientes aparecen, 50 metros los separan. Sopla el viento, que arrastra briznas de hierba y trae el eco de un susurro. Los dos enemigos cruzan las miradas, el viento comienza a acrecentarse y lleva nubes de tormenta sobre el campo, la luna se oculta... De pronto, comienza a llover y un rayo marca el inicio del combate, héroe y villano se abalanzan el uno sobre el otro, un primer puñetazo del IHZ hace que se llegue al punto de no retorno de la contienda, los dos comienzan a intercambiar golpes, patadas, codazos, cabezazos, puñetazos y rodillazos, estos se suceden uno detrás de otro. Llega un momento en el que el combate se para y los dos se distancian unos 20 metros entre sí, el IHP saca una guadaña y el IHZ saca un hacha gigante, en ese momento cargan el uno contra el otro, choques de metal resuenan por toda la llanura, las chispas de las colisiones de las armas iluminan momentáneamente los rostros de los acérrimos enemigos. El combate continúa durante horas y horas, y luego se prolonga durante días, los adversarios aún no dan muestras de cansancio. El IHP se distancia unos metros, extiende el brazo y lanza una onda de energía patatoica, el IHZ se cubre con su hacha y esta se rompe en mil pedazos, los fragmentos de metal se diseminan sobre terreno, el IHP lanza otra onda, pero el IHZ la esquiva, en ese mismo momento el IHZ eleva los trozos de su arma hecha añicos gracias a su energía zanahórica y se los lanza al IHP, varios de estos fragmentos logran impactar y hacer mella en la gruesa piel del IHP, entonces, lleno de dolor, este comienza a lanzar miles y miles de miniondas de energía patatoica, el IHZ no logra esquivarlas todas y sufre quemaduras de gran consideración, pero aún sigue en pie. Los enemigos continúan lanzándose ondas de energía, no hay un claro vencedor, ambos están ya extenuados, apenas pueden dar un paso adelante, pero siempre que caen se levantan una y otra y otra y otra vez. Después de más de dos semanas de combate sin descanso, con trozos de sus cuerpos de verduras por extendidos por toda la llanura, los enemigos, a punto de desfallecer, llenos de estertores, toman aliento por última vez y, como alma que lleva el diablo, van corriendo contra su enemigo, jugándoselo todo en este último golpe, reunen ambos toda su energía en el puño, llegan frente a frente en pocos segundos e impactan ambos golpes al mismo tiempo. Los tan grandes y dignos adversarios mueren explotando por la energía resultante de estos dos golpes finales y sus cuerpos destrozados caen en las profundidades de un extraño liquido verde.

- Joder, hijo, ¿cuántas veces te he dicho que no juegues con la comida?
- Al parecer no las suficientes mamá.

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