miércoles, septiembre 19, 2012

De plomo y brea.

No es un sueño, porque aparece justo antes y justo después de estar dormido, es una imaginación. Desde debajo del omóplato hasta el principio de las lumbares una línea de carne de dos centímetros de ancho comienza a abultarse poco a poco a ambos lados, tensa la piel hasta romperla, y a borbotones sale la sangre llena de pintitas negras. De las rajas aparecen y crecen protuberancias oscuras que se alargan algo más de medio metro, rezumando algo parecido a la brea caliente. Y en un momento, el cuerpo parece levitar unos pocos palmos del suelo y las alas negras se despliegan a un par de metros por cada lado del cuerpo. Algunas plumas caen al suelo plomizas.

Y ahí se acaba la imaginación, piensa en volar y escapar, pero las alas no son suficientes, y poder y querer volar no es lo único necesario para hacerlo. Sabe que no debe volar, sabe que no debe huir, y aunque debiera, no es capaz. No es tan valiente.

lunes, septiembre 17, 2012

Las importacia de las ese.

- ¿Rajas de mí a mis espaldas?
- Sí.
- ¿Eres mi amig@?
- Sí.
- Vale. No me importa.

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- ¿Rajas de mí a mis espaldas?
- Sí.
- ¿Eres mi amig@?
- No.
- Vale. No me importas.