martes, julio 30, 2013

Reencuentro.

Estaba tranquilamente mirando la última actualización del blog de un colega (que recomiendo como el comer) en la que conversan su yo de 2011 y su yo de 2013, y no he podido resistir la tentación de plagiarle homenajearle. (A ver, yo dibujo como el culo, y la foto está hecha con el móvil, pero aún así me apetecía probar)


[Texto]

- ¿Cómo me va la vida siete años en el futuro?
- Bueno... te va. Estás a punto de acabar la carrera, has viajado un montón, aunque al final no aprendiste japonés, pero bueno, aún así eres más friki ¡Ah! Y has hecho un montón de amigos, aunque has perdido otros. Pero vamos, no estás mal.
- Ajá... Y...
- Buff... Sí. Has folla'o.
- ¡Toma!
- ... Afortunadamente, también has madurado...
- ¿En serio?
- Bueno, un poco.

domingo, julio 28, 2013

El hombre que perdía el tiempo perdido.

Existe una canción antigua, antigua como el tiempo, que decía, referido al nombre de una persona, lo tuyo no es un nombre, lo tuyo es una venganza. Poner un nombre es difícil, se intenta encontrar y transmitir la esencia de los objetos, las emociones o las personas en unas pocas sílabas.

¿Cómo eran los nombres de los padres? ¿Pedro y María? ¿Elena y Matías? ¿Sergio y Lucía? ¿Eva y Ángela? La verdad es que no me acuerdo, pero eran nombres considerados normales, nombre que sus padres habían vaticinado como correctos y acertados. Pues Pedro y María, o Elena y Matías... se llamasen como se llamasen, habían decidido, quizás por designios divinos, por augurios astrológicos, por azar, o quizás por guasa y borrachera, que su hijo primogénito se llamase Saturnino.

Saturnino no era un nombre que se considerase muy normal en los tiempos que corrían, pero tenía algo, tenía cierta fuerza, por alguna extraña razón, le pegaba el nombre a ese niño.

Saturnino era un niño como otro cualquiera, es decir, era especial. Todo el mundo es especial a su manera, de modo que Saturnino era normal. Era un chaval bastante tranquilo, cuya tranquilidad evolucionó en vagancia al hacerse mayor. Y cuya vagancia se convirtió en desidia al nivel treinta y seis. Saturnino siempre, en definitiva, perdía el tiempo.

Perder el tiempo es algo que se considera bastante común en la sociedad. Pero qué es exactamente eso de "perder el tiempo". Hay quien piensa que estar mirando al techo pensando en tus cosas, quien dice que es quedarse viendo la televisión durante horas, o que es aquél que se dedica a jugar sin tener en cuenta sus responsabilidades... sea como fuere, todos están de acuerdo en que "perder el tiempo" es no hacer nada productivo.

Saturnino en sus horas muertas observando el techo, dirigiendo la mirada a la televisión o jugando con sus miniaturas de Alien se preguntaba qué era "ser productivo". Productivo, productivo, productivo, que produce, que produce algo ¿Qué producía la gente que hacía ejercicio? ¿Qué producía la gente que leía libros? ¿Qué producía realmente la gente que trabajaba y ganaba dinero con ello? Salud, conocimiento, dinero.

Saturnino decidió un día hacer ejercicio, leer muchos libros y trabajar mucho para ganar mucho dinero. Ya no miraba al techo, ya no veía la tele, y ya no jugaba con sus muñequitos. Saturnino ya no perdía el tiempo. Se volvió un hombre fuerte, listo y millonario ¡Saturnino se volvió un tochazo! Atractivo, culto, rico... consiguió el éxito, consiguió mujeres, consiguió el amor, la felicidad. Todo ¡Ahora era realmente especial!

Dejó atrás sus pensamientos sobre la productividad, sobre el tiempo, sobre lo normal, sobre lo especial. Pero eso no era malo, así era su vida ahora. Y ya está, Saturnino murió feliz, contento, querido y les dejó una gran herencia a sus hijos.


Lo único de lo que tuvo que lamentarse Saturnino alguna vez, fue que su hijo, siguiendo su legado, aumentó aún más la fortuna familiar, aunque para ello tuvo que arrancarle las entrañas (literalmente) a la gente que pretendía que compartiese su fortuna con el resto de la humanidad... Su hijo tuvo de nombre Júpiter, o Zeus, la verdad es que no me acuerdo. Si Saturnino hubiese sido listo, habría devorado a sus hijos al nacer, pero claro, estaba ocupado intentando ser productivo. Había perdido su tiempo perdido.


¡Guau! Qué buena historia... Quizás debería hacer algo por mi vida, solo tengo que procurar compaginar mis momentos productivos con los de tranquilidad, y así poder educar bien a mi hijo... Bah. Prefiero seguir mirando al techo, así no tendré que arrepentirme de que me salga un hijo psicokiller.

Como decía, Saturnino era un tipo muy vago, que hasta conseguía a veces perder el tiempo perdido. Pero perder el tiempo... era normal ¿no? ¿O era especial? Nunca me acuerdo.

sábado, julio 27, 2013

Me gustan las camisas hawaianas porque nací con Venus al ascendente...

- ¡Oh Dios mío! ¡Te ha salido el Loco, la Torre y la Muerte!
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Que este juego de cartas es muy aburrido.



Soy una persona demasiado joven, retrógrada y con la mente demasiado cerrada como para creer en el reiki.

lunes, julio 22, 2013

Historias que es mejor no intentar contar.

A las tres y media de la tarde, he pasado por la terraza de un bar, allí había un hombre. No sé qué edad tendría, unos 50 ó 60 supongo, estaba calvo, y presentaba una enorme barba blanca; vestía una camiseta que parecía de promoción, unos pantalones cortos azul marino, y calzaba unos náuticos. Estaba sentado solo en el velador, sin nadie más que compartiese su mesa o las mesas de alrededor, tenía delante un tubo de cerveza, casi sin tocar, y sus manos estaban cruzadas delante de él, con un cigarro encendido, y se dedicaba a mirar al frente sin fijarse en nada.

Al verlo, he pensado que ese hombre merecía una historia, esa mirada, ese cigarro, ese tubo de cerveza, esa barba... Al volver a pasar delante de él, y encontrarlo casi en la misma postura, he vuelto a pensar en él, pero rechazando la idea anterior, no creo que fuese capaz de escribir una historia que le hiciese justicia, no creo que algo que yo pudiese idear se asemejase realmente a lo que ese hombre transmite, o quizás sí. Quizás mi historia sobre él fuese más interesante, más épica, más melancólica, más divertida o más triste, pero no sé, la historia que desconozco parece ser la mejor de las posibles.

viernes, julio 19, 2013

Bolas Deng Xiaoping.

Chicos, chicas, definitivamente, la vida es divertida.

sábado, julio 06, 2013

Boomerang, que no palo, en un cielo de frambuesas.

Dos meses sin tener ni puta idea, pensando en cruzármela por la calle sin hacerlo nunca, a falta de dos días, pensando que ya era imposible encontrármela, me la encuentro. Me salvan de la situación incómoda, solo para que 5 horas después se repita, más larga y sin posibilidad de escapar.

Bien jugado universo, bien jugado.

viernes, julio 05, 2013

Solo quería compartirlo.

Estoy sentado en pelotas, con el ventilador apuntándome a los huevos.