jueves, noviembre 02, 2006

"En busca del caramelo perdido" Capítulo 7:De Ernespa, el sencillo transportador de materia telepático-mental de bolsillo y la no-muerte por inanición

Nuestros cinco """"""""""""""""""""""""""""""""""""""héroes""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""
estaban sentados bajo un árbol, esperando a que Bull recuperase la conciencia, cosa que tardó bastante rato en hacer. Entonces el simpático matojo del desierto rodante con ojos, patas y brazos llamado Ernespa se puso al lado de Pako y Taoyi y dijo:
- Hola, me llamo Ernespa, pa. – Dijo con la simpática coletilla al final de la frase.
- Hola. – Dijeron Pako y Taoyi al unísono.
- Hola, pa. – Volvió a decir Ernespa.
- Hola. – Repitieron Pako y Taoyi.
- Hola, pa. – Repitió Ernespa.

Y así continúo la conversación varias horas (pondría la conversación entera, pero creo que mil seiscientas noventa y ocho líneas de “hola” “hola, pa” son muchas). Al rato Bull se despertó y todos lo miraron.

- Tranquilos. Estoy bien – Dijo Bull llevándose las cuatro patas a la cabeza ( es un dromedario mágico, puede hacerlo).
- ¿Quién te ha preguntado? Vamos, dinos donde está el siguiente trozo del caramelo. – Dijo Pako y todos asintieron.
- ¿Es que no soy nada para ti? ¿No me aprecias? ¿Sólo soy el dromedario que os guía hasta donde queréis ir? – Pregunta Bull entre sollozos.
- Sí, básicamente es eso ¿no?. – Dice Pako esperando un consentimiento de los demás.
- Sí. – Contesta Taoyi.
- Sí. – Contesta igualmente Django.
- Coo. – Dice al igual que sus compañeros el gallino.
- Ah, vale, tenía esa duda. – Contesta Bull.
- Entonces hacia dónde vamos. – Preguntó Taoyi.
- Tenemos que ir al fondo del mar del caramelo, donde hay un montón de caramelos iguales al trozo de caramelo que nos falta.- Dice Bull.
- ¿Y por dónde hay que ir? Pa. – Pregunta Ernespa.
- Pues hay que ir hacia... – Bull se para un momento y mira a Ernespa. - ¿? ¿Quién o qué eres tú?
- Me llamo Ernespa y soy un matojo del desierto rodante con ojos, patas y brazos. Pa. – Contesta alegre.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, o sea, un engendro de la naturaleza ¿no? – Dice Bull
- Sí, en esencia sí, pa. – Contesta Ernespa cerrando los ojos así ^^ y sonriendo.
- Muy bien, pues adelante. – Dice Pako encaminándose hacia el mar del caramelo.

Al margen de que Pako se había ido en la dirección equivocada y los demás lo habían dejado atrás a su suerte y con una muerte horrible y agonizante esperándole detrás del árbol menos sospechado no ocurrió nada excepcional.

- Ah, hola Muerte Horrible y Agonizante, cuanto tiempos sin vernos ¿no? Veo que sigues viviendo en tu finca Árbol Menos Sospechado- Dice Pako alegremente al ver a su viejo amigo.
- Sí, así es. Me había parecido oír tu voz y te estaba esperando. – Dice el Sr. Horrible.
- Me he perdido, ¿puedes hacer algo para ayudarme a encontrar a mis compañeros?
- Claro, toma. – Dice sacándose algo del bolsillo. – Te regalo este sencillo transportador de materia telepático-mental de bolsillo.
- Okey, gracias.

Pako cogió el sencillo regalo de su amigo y pensó a donde quería ir, en ese instante se teletransportó a ... ...un bar lleno de tías autómatas en pelotas, después de un buen rato allí se fue con sus compañeros de viaje, se apareció ante ellos y les dijo:

- Hola, ya he vuelto. – Dice Pako.
- Ah, ¿te habías ido? – Responde Taoyi. – Ya decía que notaba las cosas muy silenciosas desde hace dos meses.
- Y ... ¿cómo has vuelto?- Pregunta Django.
- Con este sencillo transportador de materia telepático-mental de bolsillo que me regaló mi amigo Muerte Horrible y Agonizante. – Contesta Pako.
- Ah, ¿y si lo usamos para llegar al trozo del caramelo que nos falta? – Pregunta Taoyi.
- Cocoooco coco coo. – dice el gallino.
- Ajá, además dice en las instrucciones que tiene energía infinita. – Dice Bull con las instrucciones en las patas.
- Coooco. – Continúa gallino.
- Entonces hagamos eso. - Dice Taoyi.
- Pa. – Dice Ernespa (que pedazo de aportación al diálogo ¿eh?).
- Está bien, lo haremos. – Dice Pako – Lo usaremos para hacerlo todo más rápido.

Pero en el preciso instante en el que Pako iba a apretar el botón para ir adonde se encontraba el último trozo del caramelo... ... ... decido que la historia se haría entonces muy corta y hago que ahora solo se pueda usar el sencillo transportador de materia telepático-mental de bolsillo cuando se den ciertas circunstancias.

- ¿Y cuáles son esas circunstancias? – Me pregunta Bull.
- Cuando me salga de los huevos. – Le contesto yo.
- Ah, buen argumento. – Finaliza Bull.

El grupo, nutrido cada vez más con una variedad de especies y artefactos extraños (nada envidiable a la de la comunidad del palillo (sí, palillo ( es por no pagar derechos de autor))), continuó sus andaduras hacia el mar del caramelo. Taoyi se paró un momento y preguntó a todos...

- Una pregunta, ¿nosotros comemos? – Todos se quedaron mirando a Taoyi y se pusieron en postura de pensar (que no quiere decir que de verdad pensasen).
- ¡Hostias! Es verdad, no hemos comido en toda la historia, ¿cuánto llevamos sin comer? – Pregunta Pako.
- Aproximadamente un año, dos meses, seis días, dieciocho horas, sesenta y dos minutos, ocho segundos y ciento veintidós centésimas, así, a ojo. – Respondo yo.
- ¿Y de quién es la culpa? ¿Es tuya Ernespa? – Pregunta enervado Pako.
- No, no es mía, pa.
- Cooo co coooco coc coco, co, cococooooococ, coco. – Dice el gallino.
- ¿No será del narrador que nunca nos ha puesto a comer? – Pregunta Django. – Por cierto, ¿desde cuándo los minutos pasan de sesenta?
- Tres cosas: primera, sí, la culpa es mía; segunda, ¿qué más os da si tampoco he dicho nunca que tengáis hambre?; y tercera, en esta historia nos regimos por un sistema sexatrigesimal, así que lo que he dicho es perfectamente válido.
- Okey, todo aclarado, seguimos a la nuestro. – Dice Bull para tranquilizar.- Ah, y Pako, Django, haced el favor de no pelearos con el narrador, por aquello de que es omnisciente, omnipotente, omnipresente...
- Vamos, omnitodo, para resumir. – Acaba Taoyi.

Después de tan normal conversación Django fue hacia Ernespa y le preguntó...

- Oye, Ernespa, ¿tú entiendes lo que dice el gallino? – Dice con un tono de duda.
- Pues claro, pa. – Contesta con seguridad Ernespa.
- ¿Y cómo es eso?
- Tío, soy un matojo del desierto rodante con ojos, patas y brazos que habla, acabamos de hablar con el narrador de la historia, estamos buscando trozos de un caramelo, la situación económica de Alemania está de capa caída, tenemos una máquina del tiempo, un transportador de materia, nos acompaña un gorogoro, tú mismo eres una cosa muy rara, ¿de verdad encuentras extraño que entienda lo que dice un gallino? Pa. – Pregunta Ernespa a un incrédulo Django.
- Ohm ... ... ya veo. – Django se lleva una pata trasera al mentón y se lo rasca. –Sí, por extraño que parezca, me pregunto eso. – Acaba Django.

Nuestros """"""""""""""""""""""""""""""""""""""""héroes"""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""""" están a punto de llegar al mar del caramelo, pero antes deben pasar un obstáculo, quizás uno de los más peligrosos... tienen que atravesar la tenebrosa, empalagosa y patochadosa tierra llamada “El paraíso idílico de las hadas rosas” ...

No hay comentarios: