jueves, marzo 03, 2011

Diario del metapresente.

2493: La sociedad no ha avanzado mucho, sigue siendo la misma mierda, pero con más comida y trajes más feos.

Tras la crisis del petróleo que llegó sobre el 2100 parecía que ya no había nada que parase a las energías renovables, pues durante los años anteriores se investigó muy arduamente sobre éstas. Sin embargo, también se continuó investigando sobre la energía nuclear, mucho más barata y ahora segura; aunque seguía produciendo incontables residuos nucleares, mucho más numerosos ahora que se precisaba de más energía para mantener el mundo actual. Al final, se resolvió enviar los desechos nucleares al espacio de forma periódica.

Con una excusa tras otra durante principios el siglo XXI, las potencias occidentales continuaron atacando Oriente Medio para conseguir el petróleo restante, implantando gobiernos-títere.No obstante, tras un coste significativo de vidas, y ya sin ningún combustible que extraer, los occidentales abandonaron los países árabes a principios del siglo XXII. Por fortuna ninguna el miedo a una guerra nuclear a escala mundial hizo que ningún país lanzara uno de estos artilugios.

Ningún grupo activista antiglobalización pudo parar la expansión total de las megacorporaciones en todo el globo dejando tras de sí una cultura unificada, diferencia hoy en día en cuestiones nimias. Pronto, el capital de las empresas superó al de muchos países, y fueron capaces de comprar la deuda externa de muchos países africanos y sudamericanos. Coca-Cola, McDonals, Microsoft son solo algunos algunos ejemplos; algunos incluso cambiaron el nombre del país, Nestlé, fue el primero tras "comprar" Etiopía.

La publicidad inundaba todo, la saturación de mensajes publicitarios fue tal que cada vez su utilizaban fórmulas más invasivas, llegando a estar las propias casas decoradas por dentro con publicidad.

El sistema neoliberalista dio un paso más en algunos países, cada vez había menos restricciones, sobre todo en los llamados "países marcados" (países supeditados a una multinacional), donde el mercado era totalmente libre y la explotación de los trabajadores era brutal.

La ingeniería genética dio paso a una población ultraenvejecida, con facilidad se llegaba a los 120 años en el siglo XXII. Una vez unificada la cultura, la tasa bruta de natalidad bajó en el mundo entero a tan solo ocho nacimientos por cada 1000 habitantes. Los pocos niños nacidos eran elegidos a la carta, sin defectos genéticos. La mayoría de las enfermedad fueron erradicadas, y a no ser que fuera un accidente mortal, casi siempre se podían salvar a las personas.

A la par que la evolución en medicina se produjo la evolución en la agricultura y la ganadería gracias a la genética. Por primera vez en el año 2216 consiguió eliminarse el hambre en el mundo.

Las necesidades básicas de la humanidad se consiguieron cubrir al completo: comida, vivienda, ropa, medicina. De este modo las necesidades básicas pasaron a depender únicamente del imaginario colectivo. El postmaterialismo se impuso como la doctrina a seguir, la gente cada quería más y más sin importarle siquiera el porqué de su necesidad. El problema ya no era comer o tener una casa, ahora consistía únicamente en comer comida más exótica y tener una casa más grande.

El transporte sufrió una progresiva evolución en su comodidad y velocidad. Los coches incluyeron a partir del 2099 un sistema de localización que enviaba una señal de forma mundial a todos los transportes para que tuviesen su posición exacta, de este modo y, con la automatización de los transportes, se consiguió reducir a cero el número de accidentes.

Se consiguió imponer en la sociedad la idea del amor libre. Siempre que se aceptase se podía practicar el coito con cualquier persona, exceptuando las no desarrolladas aún sexualmente. Estaba incluso permitido hacerlo en la vía pública, aunque siempre que no entorpeciese el paso a los viandantes y hubiese exceso de decibelios; por esto último, aunque estaba permitido a partir del año 2348, se prefería hacer el acto sexual en las viviendas de cada uno.

La cultura según avanzaban las décadas sufrió cambios, aunque de escasa importancia. Las nuevas doctrinas filosóficas y el avance de la ciencia desbancó por completo a todas las religiones mayoritarias, así como a las neoreligiones que iban surgiendo. Las última religiones con practicantes conocidos fueron la Iglesia Neoluterana y el llamado Aglutinismo, desaparecidas hacia el 2250. La filosofía, sin embargo, continuó renovándose: Azulismo, Huequismo, Millerismo, Híperestoicismo, Heraclitismo, Necroética, Publicismo, Redismo... Muchos de estas filosofías estaban vinculadas a los distintos miles de grupos urbanos que fueron surgiendo cada poco tiempo, y que cada poco tiempo iban desapareciendo, conforme su generación llegaba a la edad adulta. La educación obligatoria era gratuita y poco eficiente; la universitaria era de pago y orientada al mercado laboral, a ser un engranaje más del sistema que no pensase demasiado.

La investigación espacial supuso un gran fracaso; por supuesto, se hicieron grandes avances en la investigación del cosmos; naves más rápidas que llegaban más lejos, muestras de vida primitiva fosilizada en algunos planetas extrasolares, y algunos intentos de colonización de la Luna y Marte, pero ningún resultado realmente satisfactorio.

La propaganda se fue haciendo más sútil, la ilusión de estar participando del gobierno del país se hizo más patente. Algunos países hacían elecciones cada año, en otros el aparato legislativo era de decenas de miles de personas, pero nada que en verdad hiciese algún cambio en el status quo del sistema vigente.

Surgieron algunos grupos revolucionarios, convencidos de que el mundo andaba mal, de que no se podía estar bajo el mando de compañías interesadas solo en ganar más capital. Lejos de eliminar a estos grupos, poco a poco los gobernantes se dieron cuenta de que las insurrecciones era mejor invitarlas a vivir en aislamiento, con la oferta a todos los ciudadanos de poder vivir en ellas si lo deseaban, dejando, eso sí, las comodidades que en ese momento poseían. Pocos eligieron esa vida, era mucho más fácil vivir en la comodidad de un sistema de virtual democracia.

Gracias a SúperInternet todo el mundo estaba globalizado, pero al mismo tiempo informado de todo. Aunque la saturación de información era tan grande, que era había un caos total a la hora de conseguir noticias. Por ello, el público dirigía su mirada primero a la televisión, más tarde a la intervisión, y después a la intersense, donde toda noticia era manipulada intencionalmente por el poder reinante, pudiendo estar éste visible o en la sombra; aunque según avanzaba el tiempo, se consideraba estúpido no dar a conocer quién controlaba realmente los movimientos del país.

Los CRU (Comunidades Revolucionarias Unidas) se comunicaban gracias a la súper-red de información y consiguieron coordinarse, e intentaron a lo largo de los siglos desbancar del poder a los gobernantes y mover a la población a una revolución mundial, pero no tuvieron éxito. Se los consideraba marginados, y se aislaron del resto de los países.

Muchas utopías futuristas del pasado fueron invalidadas. Por ejemplo, los viajes en el tiempo fueron inviables, pues la energía necesaria para ellos detrozaba cualquier criatura o aparato que lo intentase. La tecnología telekinética consiguió mucho renombre a mediados del Siglo XXII, pero no se ahondó en ella por su alto gasto energético en la mente de los sujetos. El contacto con alienígenas tampoco ocurrió, al menos hasta el momento.

Por fortuna, ninguna distopía aconteció tampoco. No hubo guerras nucleares, la gente no es vigilada en sus propias casas, se permite tener sexo con intercambio de fluidos, y la I.A. nunca se constituyó como una amaneza contra la humanidad.

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