miércoles, julio 05, 2006

El llanto de las rosas.

Había una vez una muchacha, siempre triste y nunca alegre. Todos los días miraba por la ventana el bullicio de las gentes viviendo sus vidas, siempre deseando ser una de esas personas que no estaban solas, que no pensaban en subir a la azotea y caer junto con el día.

Ella no sabía por qué seguía ahí, mirando por la ventana, por qué todavía no se había marchado. Junto a la ventana había una mesita, y sobre la mesita una maceta, y en la maceta una gran rosa, recuerdo de la última vez que se sintió viva. Como determinación la muchacha se dijo que cuando el último pétalo de la rosa se marchitase y cayese, ella caería con él y junto con el rojo del atardecer.

Pasaron los meses, y los pétalos fueron cayendo y cayendo, ella pensaba: "Poco me falta". Al poco tiempo dejó siquiera de mirar por la ventana, solo miraba como la rosa iba derramando sus lágrimas. Al fin llegó el día en el que solo quedaba un último resquicio de vida, un pétalo. Sin embargo, ese único pétalo se resistía a caer. Pasaron semanas y él seguía ahí, y la muchacha lo observaba con mirada melancólica en su rostro. Ella dejó de regar la planta, pero el pétalo siguió sin caer, e incluso seguía vivo.

Como se había prometido a sí misma que terminaría con la rosa, no podía hacer nada. Pasó un año desde su promesa. Un día se despertó del maltrecho sillón en el que se dormía y, para su sorpresa, la rosa ... había florecido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

te gusta bucay??

Bichu dijo...

te refieres a jorge bucay?

Irene Chaparro dijo...

Genial :)