jueves, agosto 26, 2010

La de Don Benito.

Hay algo extraño en las personas que uno conoce, años y años de relación pueden significar muy poco, y un par de meses mucho, incluso un par de días pueden ser más importantes más que un par de años. Hay quien te marca, sin una razón específica, prácticamente sin una razón real.

Puedes no significar lo mismo para la otra persona, o puede que ésta tenga sentimientos parecidos. En realidad es normal, nunca te pueden ver como quieres que te vean, al igual que uno no lo hará con los demás.

Me pasa algo muy curioso con una muchacha, la Señora Verde Azulado, no la veo desde hace más de un año, en mi vida la he visto aproximadamente 7 u 8 veces, practicamente no sé nada de ella, sólo que le gusta el cine, que es vaga, que bebe y fuma mucho (o lo hacía), que me gusta mucho su olor, sé más o menos cuál es el tipo de música que le gusta, y que toca algo la guitarra, e incluso sé como es su casa y quiénes son sus mejores amigos (o lo eran); pero en realidad no sé casi nada, solo cosas un tanto superfluas y relativizadas por mí. Hubo cierta historia entre nosotros, muy graciosa además, que a casi todo el mundo se la he contado en algún que otro momento.

He conocido a unas cuantas personas en mi vida, y con bastantes he vivido mucho más que con esta señorita, y en algunos casos de forma más intensa. Algunas de esas personas también hace años que no las veo, o que no hablo con ellas de verdad. Pero no tengo ganas de verlas, o no tantas al menos.

Hablé con ella hace poco, para que nos viésemos, porque iba a venir a Badajoz unos días, pero al final no lo hizo, porque no pudo o no quiso. Y ese día me sentí mal, y no me sale ningún ejemplo apropiado ahora mismo para describirlo.

Al ritmo que voy no la veré hasta dentro de muchos meses o más, porque ya se me acaba el verano, y me jode. Cuando hablé la última vez con ella, y me dijo que tenía ganas de darme un abrazo me sentí jodidamente bien, como si ella también tuviese las mismas ganas que yo de que nos viéramos, aunque probablemente no sea así. Solo tengo ganas de tomarme una cerveza y que me cuente algo de su vida, qué ha hecho, qué no, y contarle cosas de la mía, cosas muy bonitas que me apetece contarle.

1 comentario:

_ dijo...

Soy un experto en ese tipo de relaciones en las que sientes más afecto por alguien a quien ves cada mucho, que por alguien a quien ves casi a diario. Supongo que tiene algo que ver el hecho de que en esos breves encuentros solemos apreciar solo las cosas bonitas. Ya se sabe que el roce, aparte de hacer el cariño, también es fuente de conflictos.