miércoles, agosto 30, 2006

¿Sabíais qué...

El otro día iba por la calle y me encontré a un zumo de naranja que andaba con flagelos laterales, me paré delante de él y le dije:
- ¿Cómo te llamas?
- Salpicadero es mi nombre, ¿por qué lo preguntas forastero? - Me respondió y saltó inmediatamente con esa pregunta.
- Vengo de las lejanas tierras de la calle de al lado, y necesito un amigo. - Le dije sin vacilación.
- Ohm, en ese caso, has buscado en mal sitio, deberías ir a la tienda de ahí delante, venden amigos a bajo precio.
- Okey, gracias. - Le respondí y me marché.

Continué un poco y llegué hasta la mencionada tienda, entonces vi que el cartel ponía: "Amigos de fuego eterno, S.A.", entre después de ver el cartel, la puerta era amarilla por fuera, pero para mi sorpresa, por dentro era amarilla. La tienda estaba vacía, excepto por la recepcionista; el mostrador se extendía hasta donde la vista no logra alcanzar, por lo menos debía de medir 1.000 milímetros; me dirigí hacia la recepcionista, y le pregunté que por qué era una planta:

- Porque no tengo suficiente maldad para ser un humano. - Me respondió con cara amarga.
- Oh, de acuerdo, lo siento por usted. - Le respondí con la cabeza gacha. - ¿Dónde está el expositor de amigos?
- Tercer pasillo a la derecha, no tiene pérdida.

Estuve como dos horas para encontrar el camino de dos metros desde el mostrador hasta el expositor que buscaba. Tenían amigos de todos los modelos: modelo Terby, modelo Alba, modelo Santi, modelo Brevi, modelo Bull, modelo Ernesto, modelo Drow, modelo Javi, modelo Kike, modelo Pako, y un largo etc., busqué el mejor de todos lo que allí había. No encontré el ideal para mí, todos tenían cosas buenas y cosas malas, así que me los llevé todos...

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