miércoles, enero 19, 2011

Historias con moraleja.

Cuando el pequeño Jaime (a quién más tarde hubiesen apodado Jimmy) era un infante de unos 6 años vio cruzar un paso de cebra a una bicicleta junto con él; no le dio más importancia, las bicis eran bonitas. Unos pocos días más tarde, parado en un semáforo en rojo, vio pasar a otra bici, pero ésta cruzó sin importarle el pequeño muñequito parado. El niño preguntó inocentemente a su madre "Mamá, ¿por qué esa bici ha cruzado con el semáforo en rojo?", y ella, para no hacer ver a su pequeño hijo que las normas se podían saltar, le respondió "Porque las bicis pueden hacer eso", y se quedó con un regustillo en el cerebro de haber obrado bien; no hubiese imaginado nunca que las palabras de una madre pueden llegar a calar muy hondo en la mente sus hijos.

Años más tarde, cuando Jaime tenía 13 años, él iba tranquila y felizmente pedaleando por la calle en su bicicleta verde. El pequeño muñequito que controlaba el tráfico se puso en rojo, y el pre-adolescente no le dio más importancia, pues no venía ningún coche. Después, fundido en negro, la bocina de un autobús y una bicicleta verde aplastada cerca de la acera, con la rueda de atrás aún girando... girando...girand... se paró.

Si tú lees, ellos leen.

1 comentario:

_ dijo...

Cuando EEUU te deje salir del Pentágono por la entrada anterior, igual te contratan en RTVE para la campaña de 2011 sobre protección vial.